viernes, 20 de agosto de 2010

...simplemente...

Sus preciosos pechos subían y bajaban a un ritmo acelerado y constante.
Mi respiración también intentaba regresar a su forma habitual, pero observándola, el efecto fue el contrario. Deseaba más de ella.
Y empezaba…
Con uno de mis dedos, comencé dibujando un camino, sabía cual era el principio, uno de sus pies, pero desconocía el final..
Ella, me alzó la barbilla para que la mirara.
Estaba hermosa. Una mujer, en estas situaciones, tiene ese algo especial, que hace que la belleza de ésta se superé.
Quizás sea el deseo que sus ojos desprenden. Hay diferentes tipos de brillos en los ojos, el de deseo te enloquece, quieres darle lo que ves en ellos.
O tal vez, sea la boca, esa boca entreabierta que respira jadeante…pidiéndote que la captures con tus propios labios.
Quizás sea el color de sus mejillas, un rojizo en su piel morena, causado por el calor que desprende su propio cuerpo.
O ese pelo alborotado que se deja caer por sus hombros, y algunos mechones se atrevén a más y caen sobre su cara.
Tal vez sea su postura…
….O simplemente sea…porque es ella... simplemente ella





Respiraba, aún sentía mi cuerpo ardiendo, y notaba como mi corazón latía con fuerza después de lo ocurrido.
Le observé, él me miraba. Y en él se dibujo esa sonrisa, que sabía lo que significaba, iba a por más y yo estaba dispuesta a dárselo.
Y todo empezó…
Comenzó a acariciarme con uno de sus dedos por la pierna. Mientras yo le contemplaba.
Sus anchos hombros y su espalda bien formada,  le pedían en silencio a mis manos, que se posarán sobre ella, y la acariciará.
Pero éstas una vez que se iniciaban no podían quedarse expectantes en estos lugares, deseaban rozar sus perfectos abdominales y sentir entre ellas la parte más intima de él.
Pero antes, tenía que observar su expresión. Por ello le alcé su barbilla.
En sus ojos vi, todo aquello que cualquier mujer quiere apreciar en los ojos de ese hombre que le está poseyendo. Deseo. Un deseo que te hace sentir única, especial, bonita, esplendida, adorada, incluso diosa…
Su perfecta boca dibujaba una de esas sonrisas, la picarona, la que te hace entender que tiene hambre de ti, que quiere con ella saborear cada rincón de tu cuerpo.
Sus cara empezaba a tener pequeñas gotitas de sudor y eso hacía que algunos de sus cabellos se pegarán en su frente, otros seguían un patrón, el estar despeinado…
Quería comenzar de nuevo, y mis manos tomaron la iniciativa, las enrede en su alocado pelo, le hice girar… y me puse a jugar… con él….simplemente con él.


4 comentarios:

  1. Sólo puedo decir: wow!
    Es genial, Ester. Mira que a mí este tipo de textos nunca me salen, siempre me quedan demasiado empalagosos o algo así jaja.
    En serio, me ha gustado mucho. Y sobretodo me ha gustado mucho volver a leerte, que hace mucho que no colgabas nada =)

    Muchos besicos, mi pequeña ^^

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  2. Simplemente, me encanta ^^
    Se te echaba de menos por este mundo, has vuelto... y con fuerza :D!
    Un besito ^^

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  3. cómo me mimáis chicas!!! gracias, porque me animáis a ponerme a teclear más de seguido jejeje =) =)

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  4. mira que a mi normalmente estos textos no me gustan mucho, pero me ha gustado un montón¡¡ (menos mal que me lo dijiste, si no no me hubiese enterado¡¡ jeje)
    Espero que sigas escribiendo para leerlo :P
    ^^

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