martes, 26 de marzo de 2013

Un consejo

Ayer, tras una entrevista que tuve con mi revista (hago un poco de publicidad @_tengounaidea , una revista de jóvenes emprendedores), me di cuenta de que he dejado de hacer aquello que me gustaba tanto, es más por lo que me metí a periodismo. Así que he decidido publicar la primera historia que me hizo sentir feliz y emocionada...

 Ester

UN CONSEJO

Marizza miraba por la ventana, respiraba profundamente para poder relajarse y dejar de llorar, pero era algo superior a ella, no podía, seguía llorando con más fuerza. Sentada en aquel vagón de aquel tren esperando llegar a algún punto lejos de allí, volvió a coger la carta entre sus manos y la releyó...

" Mi niña, sabes que eres mi niña, ya te has hecho grande y lo sigues siendo. Hace más de cuatro años que no nos vemos, desde que decidiste irte a otra ciudad. Necesitabas salir de este pueblucho, me dijiste, desde entonces salgo todos los días al porche para esperarte, y no llegas. Paso todos los días junto al paquecito del jardín y te imagino haciendo esos castillos tuyos en los que imaginabas que estabas dentro y venía un príncipe a por ti. Ya queda poca arena, ya queda poco de ti, sólo tu recuerdo, que nunca se irá de mí.
Te preguntarás por qué te estoy escribiendo si ni siquiera te voy a a enviar esta carta, la respuesta: no lo sé. Supongo, que será que quiero que cuando vuelvas a tu casa, es decir, aquí, las encuentres, que encuentres algo de mí. Pero no quiero que te sientas culpable por no haber venido a ver a tu abuela, para nada, yo soy feliz sabiendo que tú eres feliz, y si no has regresado es porque lo eres.
Desde pequeñita eras alguien especial, tenías un carácter difícil, fuerte, luchador, espero que sigas siendo la misma chica, la que se metía ne líos, sí, pero para hacer lo que de verdad sentía.
El otro día vi a Pablo, se ha hecho un gran hombre, sigue siendo toda una preciosidad, mantiene ese cabello rubio despeinado, esos ojos que te hipnotizaban parecen más oscuros, su sonrisa... recuerdo que también te gustaba mucho, ahora sólo en ocasiones sonríe. Él también se fue de este pueblo, al poco tiempo que te fuiste tú. Su abuela, la señora Bustamante lo echa muchísimo de menos, siempre habla de él, así que te resumo que todo le va muy bien. Vino a la boda de su hermana, sí, Mía se ha casado, con ese gran amigo tuyo, Manu, estaban hechos el uno para el otro.
A Manu le costó pero se atrevió a pedirle la mano, ¿sabes lo que hizo entonces Mia?, en vez de contestarle que sí, cogió uno de esos altavoces y se fue gritando por todo el pueblo que Manu le había pedido que se casase con ella. Cuando ya nos tuvo a todos fuera de nuestras casas observándolas dijo:"¿Cómo le voy a decir que no a esta preciosidad?. Vosotros ¿qué decís?". La gente del pueblo se dedicó a aplaudir y a gritar: "¡qué se besen!". Así que eso hicieron.
Me pregunto si tú tendrás ya a ese principito con el que soñabas todas las noches. Aunque lo negases, siempre y dijeras que el amor no importaba, que no existía, que eran reacciones químicas que se producían en el cuerpo, incluso recuerdo que una vez intentaste explicármelo científicamente. Pero, en realidad, siempre esperabas a que ese príncipe viniese.
Cuando estabas con Pablo, qué chico, él también tiene un carácter admirable, a lo mejor no es tan fuerte como tú, pero cuando hace falta, no lo duda, lo hace. Eráis una pareja perfecta,si bueno, con vuestras peleas, pero eso es normal. Además, Marizza, ¿qué sería de una relación sin las reconciliaciones?, es lo mejor, no ves que lo echas de menos y los besos nunca quieres que se acaben y así disfrutarlo al cien por cien.
Niña, ya estoy cansada, me tengo que acostar, mañana continuaré escribiéndote, te lo prometo..."

Marizza descansó un poco de leer, había leído aquella carta, bueno, cartas, por lo menos veinte veces y quería volver a leerlas. Miró de nuevo por la ventana, ya no lloraba tan agitada. Creía que no podría llorar más y aun así, todavía algunas lágrimas caían sobre sus mejillas. Entonces, se imaginó lo que su abuela le contaba de Mia, le hubiera gustado estar allí, Manu nervioso, nerviosísimo y Mia hablándole al pueblo. Tuvo que ser divertido. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y continuó leyendo...

"Perdóname pequeña, otra vez te he fallado. Te prometí que te escribiría al día siguiente y no lo hice. LLevo dos semanas sin escribirte. Yo estaba en el jardín regando las rosas. Por cierto, recuerdo que al principio yo tenía rosas rojas y me hiciste comprar de todos los colores,blanca, rosa, azul, negra y eso que a mí las negras no me gustaban, pero tú decías que las rosas eran una flor preciosa y que fuera el color que fuera te gustaban. Bueno, allí me encontraba yo regando las rosas, cuando un golpe de viento vino, me encontraba débil, mis piernas me flojearon y caí al suelo, con mala fortuna de darme con una piedra en la cabeza. A partir de ahí no recuerdo nada de lo que paso, solo que a las horas estaba en el hospital y el señor Dunof se encontraba leyendo un libro al lado de mi cama. Me han estado haciendo pruebas estas dos semanas, una vez tuvieron los resultado querían que me quedará allí, pero yo pedí el alta voluntaria. No quiero estar sola en el hospital, prefiero estar aquí con esas pocas cosas tuyas. Sé que si te hubiera llamado, podrías haber venido, pero ¿para qué? Si resulta que tienen razón, no quiero que estés con una enferma abuelita en casa encerrada desaprovechando tu vida por cuidarme. Y si resulta que se equivocan,te habré hecho venir para nada.
Bueno, el otro día te hable de Pablo, ya sé que me vas a decir que soy una pesada, igual que hacías los últimos días que estuviste aquí antes de que te marcharas, cuando te rogaba que te quedarás. Te pido perdón por ello, fui una egoísta, tenía que haber entendido que sería lo mejor para ti.
Pero lo de Pablo, es algo que te tengo que contar, antes de que mi corazón deje e funcionar y por consiguiente también lo haga mi cerebro. Te lo cuento porque creo que será bueno para ti, pero no lo sé muy bien, nunca lo he tenido claro, la verdad es que no sé si he sido una buena madre-abuela para ti.
Después de la muerte de mi hija, es decir, tu madre, me tuve que hacer cargo de ti, yo ya estaba mayor, ¿para que engañarnos? siempre he dudado si lo hice bien o mal. Lo que si es cierto es que lo hice lo mejor que pude y bueno me has ofrecido muchos años de felicidad, gracias. Sé ahora que he sacado el tema de tu madre, que a lo mejor, tenía que haberte hablado más de ella. Pero es doloroso, es muy doloroso, no me gusta recordar que tuve que enterrar a mi hija, que mi hija había muerto, que era joven y por un accidente dejó de vivir, no ¿por qué ella? Me he preguntado todos los días. Tuve que ser fuerte, te tenía que sacar adelante, envidio tu fuerza, yo no soy tan fuerte, y esa vez, lo tuve que ser.
Me preguntabas, ¿dónde está mamá?, yo no te podría decir que mi hija, mi querida hija estaba muerta, lo siento, ahora me doy cuenta otra vez de lo egoísta que fui, sí era mi hija, pero era tu madre.Tendrías que haber sabido cosas de ella, haberte contestado a todas tus preguntas, pero no podía, lo siento.
Mi niña, hoy tampoco podré contarte lo de Pablo, estoy muy cansada, no te voy a prometer que mañana te volveré a escribir, porque no me perdonaría volver a fallarte, pero que te escribiré en estos días, eso tenlo claro...Buenas noches pequeña"

Otra vez lloraba. No quería ni podía imaginarse a su abuela sentada en el porche preguntándose si había sido buena para ella, si lo había hecho bien. Pero no podía evitarlo, se lo imaginaba. Y lo que más le entristecía era el hecho de no poder darle las gracias por haber estado siempre ahí, por cuidarla por quererla. Ahora ya era tarde. Con un pañuelo se limpió las lágrimas y se sonó, respiró hondo tres veces y continuó leyendo....


Está es la primera parte de Un Consejo, ahora lo releo y veo fallos, pero tengo la sensación de que yo no la quiero tocar por el cariño que me trae, eso sí, siempre aceptaré que me digáis: "Ester que mañaca eras cuando escribiste esto" "Ester ¿cuántos "buenos" escribiste? menuda coletilla" o "Ester bla bla bla" 
Pero como he dicho, esta historia la publico para volver a ilusionarme y animarme a volver a escribir y sentir lo que sentí cuando dejaba a mis dedos teclear sin más.
A lo largo de estas vacaciones publicaré la historia entera.
Besitos Ester 
 
 

jueves, 23 de junio de 2011

...simplemente... (II)

Porque hay escenas que simplemente son las que hacen felices a las personas...
Por ello he escrito como otros dos cachitos parecido a lo que escribí....por eso pongo primero la "primera parte" y después la nueva... que no tienen por qué ser ni los mismos protas ni nada... sólo son escenas ^^




                                    ...simplemente...

Sus preciosos pechos subían y bajaban a un ritmo acelerado y constante.
Mi respiración también intentaba regresar a su forma habitual, pero observándola, el efecto fue el contrario. Deseaba más de ella.
Y empezaba…
Con uno de mis dedos, comencé dibujando un camino, sabía cual era el principio, uno de sus pies, pero desconocía el final..
Ella, me alzó la barbilla para que la mirara.
Estaba hermosa. Una mujer, en estas situaciones, tiene ese algo especial, que hace que la belleza de ésta se superé.
Quizás sea el deseo que sus ojos desprenden. Hay diferentes tipos de brillos en los ojos, el de deseo te enloquece, quieres darle lo que ves en ellos.
O tal vez, sea la boca, esa boca entreabierta que respira jadeante…pidiéndote que la captures con tus propios labios.
Quizás sea el color de sus mejillas, un rojizo en su piel morena, causado por el calor que desprende su propio cuerpo.
O ese pelo alborotado que se deja caer por sus hombros, y algunos mechones se atrevén a más y caen sobre su cara.
Tal vez sea su postura…
….O simplemente sea…porque es ella... simplemente ella





Respiraba, aún sentía mi cuerpo ardiendo, y notaba como mi corazón latía con fuerza después de lo ocurrido.
Le observé, él me miraba. Y en él se dibujo esa sonrisa, que sabía lo que significaba, iba a por más y yo estaba dispuesta a dárselo.
Y todo empezó…
Comenzó a acariciarme con uno de sus dedos por la pierna. Mientras yo le contemplaba.
Sus anchos hombros y su espalda bien formada,  le pedían en silencio a mis manos, que se posarán sobre ella, y la acariciará.
Pero éstas una vez que se iniciaban no podían quedarse expectantes en estos lugares, deseaban rozar sus perfectos abdominales y sentir entre ellas la parte más intima de él.
Pero antes, tenía que observar su expresión. Por ello le alcé su barbilla.
En sus ojos vi, todo aquello que cualquier mujer quiere apreciar en los ojos de ese hombre que le está poseyendo. Deseo. Un deseo que te hace sentir única, especial, bonita, esplendida, adorada, incluso diosa…
Su perfecta boca dibujaba una de esas sonrisas, la picarona, la que te hace entender que tiene hambre de ti, que quiere con ella saborear cada rincón de tu cuerpo.
Sus cara empezaba a tener pequeñas gotitas de sudor y eso hacía que algunos de sus cabellos se pegarán en su frente, otros seguían un patrón, el estar despeinado…
Quería comenzar de nuevo, y mis manos tomaron la iniciativa, las enrede en su alocado pelo, le hice girar… y me puse a jugar… con él….simplemente con él.



-- ---


¡Agua va!
Y pum, él caía agarrándose las piernas en el centro de la piscina, desplazando con su salto toda el agua que era capaz, y de esta forma acaba mojándome. Que por supuesto, es lo que él pretendía.
Después buceaba, y aparecía ya con una sonrisa puesta en su rostro. Su bonita, y alegre sonrisa. ¿Qué había pensado hacerme está vez?
Apoyando sus manos en el borde de la piscina, salía de un salto, sin problema, ágil, presumiendo de su moreno y su cuerpo. Cuerpo que me conocía a las mil maravillas y que sin embargo, no me cansaba de mirar, y tocar.
Se acercaba a mí, sin perder en ningún momento esa sonrisa. Me miraba fijamente, quería distraerme mirándome así. Lo sabía, y sin embargo, no era capaz de no seguirle el juego y menos de dejar de observar sus ojos.  El cómo me miraba. Cómplice, juguetón, dulce, con cariño y pasión.
Cuando ya estaba cerca de mí levantó su brazo y se despeinó, intentando mojarme en el intento.
-¿Lees?- Me preguntó.
Yo no contesté, era obvio, tenía un libro entre mis manos, pero no leía... le observaba.
Se inclinó y me besó, poniéndole intensidad al beso con su mano que comenzó a acariciarme...yo disfrutaba pero sabía que era otra táctica para distraerme.... pero sólo él sabía hacerlo


Verla leer es entretenido durante unos minutos. Puedes observar si la historia le gusta o no, puedes entender qué puede estar pasando. ¿Un beso? Mi chica sonríe ¿Una disputa? Curva un poco las cejas. ¿Algo emocionante? Se muerde el labio y en sus ojos se observa como intenta leer más rápido....
Pasados unos minutos, quieres ser parte de lo que está leyendo, quieres ser parte de sus gestos... y el agua esta bien frescrita...así que... ¿por qué no?
Caigo en la piscina. Creo que he conseguido salpicar lo suficiente para llamar su atención.
Salgo de la piscina y así lo compruebo, me está mirando... me está observando centímetro a centímetro... siento que me desea y con eso yo ya siento ese gran calor que ella desprende de mí.
Le miró, y siento que debo guardar esa mirada siempre en mi mente, con esa mirada podré conseguir todo lo que desee. Me da seguridad, me hace sentir especial, me dan ganas de correr y abrazarla incluso darle vueltas en el aire....pero prefiero seguir manteniéndole la mirada. Que nunca me deje de mirar, que nunca deje de ser testigo de todo lo que siento por ella...
Me pone hasta nervioso.... nada más acercarme a ella...me despeino el pelo.... perfecto, de esa forma algo le he mojado.
-¿Lees?- Pregunto
Ella no me contesta, me sonríe, picarona, tiene tantas ganas de que juegue con ella que está deseando ver que le tengo preparado. Lo cierto, es que no sé que hacerle. Sólo deseo besarla.
Eso hago, la beso y comienzo a acariciarle.... después apoyo mi barbilla sobre la suya y la observo: Es preciosa. Es ella
Y si quiere juego, yo sé lo daré.... la engancho como lo que es, mi princesa, y echo a correr, lanzándonos a los dos en la piscina....


domingo, 15 de mayo de 2011

...algo que me calma todos los deseos...

... por qué me faltas tú...

No es que me levante por las mañanas y piense: por qué no estás. No, no es así.
Pero si que es cierto que hay momentos en que me paro. Y es cuando me doy cuenta de la falta que me haces.
Lo sé, me lo digo una y mil veces, que no se puede ser tan dependiente de algo o alguien.
Pero soy así. Intento cambiar, y más en el momento “ese” que es cuando todo se viene abajo.
Pero no lo consigo...

...como las palabras y los sentimientos...

Mis palabras y mis sentimientos no van cogidos de la mano...
Ellas dicen una cosa. Los otros muestran otra.
Pero es que no puedo gritar, ni susurrar, ni siquiera pensar en poner palabras a mis sentimientos, sería muestra de una gran debilidad. O peor, de una gran infelicidad.

...como arena y agua, como mar y espuma...

Complementadas, unidas, diferentes...
Para apreciar una, tienes que sentir la otra como felicidad y tristeza
Cuántas veces una se alegra de lo que le pasa a otra persona, pero le gustaría vivirlo a ella misma... para poder sentirlo... celos y alegría
Y sobre todo, enfado, desesperación, esperanzas y paciencia... hay momentos para todo. Pero como jode no tener la suerte que tienen algunos. Cuánta paciencia hay que tener para pensar que todo pasa por algo y que alguna vez todo será recuerdo.
Esperanzas por pensar que todo irá bien, todo irá como se desea, como una quiere y que la actitud de ahora, esa que va unida a desesperación, es la mala... así no se consigue nada

             ...como espigas de fuego que me queman y abrazan...
...echo en falta esos brazos que siempre me abrazan...

domingo, 6 de marzo de 2011

...

Porque una vez pensaron que la libertad iba unida al hecho de estar sólo. Al igual, que la soledad no se puede dar estando en compañía.
Y no es que me haya vuelto filósofa, ni mucho menos, pero nunca hay que olvidar que ser y estar no son lo mismo (aunque en ingles ambos sean to be)
Pero baah ese es otro tema y yo estoy muy pensativa...

jueves, 30 de diciembre de 2010

Por siempre... *

                                      Primera Parte





-          Siempre buena, siempre fiel, haz que esta luz blanca vuelva a su ser- dicho este conjuro Eli observó como aquel monstruo de colores negros y verdes se volvía a transformar en una persona con una aura especial.
-          Gracias, por convertirme de nuevo en luz blanca-
Eli respondió con una sonrisa y ésta desapareció  tras un rastro de polvos blancos y azules.
Después de haber podido regresar a un luz blanca a su forma habitual, se traslado hasta la ventana del dormitorio de su orfanato. En lo que llevaba de semana se había cruzado con 15  casos como éste. Algo estaba ocurriendo y ella debía de averiguar de qué se trataba…”

-Luna, la cena- Se oía a su madre gritar desde la planta baja.
Tenía que parar de escribir, ahora que su imaginación volaba. Eso es lo que más le fastidiaba, siempre podía imaginar, pero no siempre sabía cómo plasmarlo. Y en este momento sabía lo que quería escribir y cómo la chica de su historia, Eli, se iba a enfrentar al problema que estaba surgiendo con las luces blancas.
Pero no podía hacer esperar más a su madre, así que dejó de teclear y bajo hasta la cocina. Al bajar, pudo comprobar como su madre había avanzado no sólo a la hora de preparar una estupenda cena, si no también en adornar la casa.
Hoy era Noche Buena, y aunque en su casa tenían la costumbre de empezar a adornar la casa justo el día de Navidad, este año su madre se había adelantado un día. La casa estaba llena de luces y cintas por todos los lados. Sobre el árbol, que estaba situado en el centro del salón, ya se podían observar algunas bolas y campanas, pero todavía faltaba mucho por colocar.
-Luna, después de cenar, me podrías ayudar a terminar de adornar, que sino esta noche no estará listo- le mencionó su madre mientras cogía unas servilletas de tela de un cajón.
-No pasa nada mamá. Navidad es mañana y siempre lo colocamos ese día, mañana sigues. Es que hoy no puedo ayudarte, estoy escribiendo y sabes que cuando empiezo es porque estoy inspirada. ¿No puede ser en otro momento?-
-También podrías esperarte tú a escribir mañana. Este año he decidido ponerlo hoy, y hoy tiene que acabar de estar todo listo, así que me ayudarás-
-Si, mi capitán- le contesto imitando a un militar
-No te pongas tonta Luna, verás que bonito se queda-
-Pero es que no entiendo por qué este año has decidido cambiar la costumbre-
-Ains por nada en especial cariño, es sólo que todo el mundo lo tiene ya puesto y nosotros seguimos sin un adorno-
-Eso no es excusa, siempre colocan los vecinos los adornos antes, porque aquí en España se suele colocar en el puente de la Constitución y tú sin embargo, decides seguir con tus costumbres polacas y ponerlo en Navidad, por eso no entiendo que ahora cambies-
-Bueno, deja de hablar y vamos hacía el comedor, que nos están esperando.
Ese año su madre había invitado a unos amigos suyos polacos a cenar a casa, además también estaban mis abuelos y mis hermanos. Mi padre por otro lado, estaba terminando de hacer las gambas que mi madre había comprado.
Poco a poco, nos fuimos colocando todos en la mesa y empezando a disfrutar de la cena. Navidad en realidad es siempre lo mismo, se cena mucho, hay muchos adornos por todos los lados, hace mucho frío, y lo peor de todo, que yo me deprimo más por estás fechas. Este año sin embargo, quiero que este aspecto cambie.
Con este pensamiento comienzo a comer. Y así transcurre la cena.

- Ángeles y seres de la naturaleza, trasladarme a ese lugar donde podré pensar cómo ayudar-
Eli no sabía cómo ese conjuro podía haber funcionado, pero lo cierto era que ahora se encontraba en un edificio lejos de la batalla que se había formado en el Infra mundo y en la que ella estaba perdiendo todas sus fuerzas.
Persiguiendo las pistas sobre las luces blancas había acabado ahí, el problema comenzó cuando se vio rodeada. En un momento creía que era su fin, pero de nuevo “ese demonio” no la había matado, se dejo herir y dejó que escapará.
-Espero que nadie se haya percatado, sino puede que le maten- dijo Eli mirando su propio reflejo en el espejo, mientras se cepillaba el cabello.
Lo cierto es que esta escena se había repetido a lo largo de muchas veces, en tres ocasiones a decir verdad ese demonio le podría haber matado, y sin embargo, hacía lo contrario, la salvaba. En la primera ocasión le pareció extraño y se dijo ella misma que había sido fallo de él, que no lo había hecho a cosa hecha. La segunda ocasión, se quedó inmóvil al observar que este demonio volvía a repetir la misma hazaña, y él  le hizo una señal con la mirada para que se apresurara y pudiera escapar. En esta última vez, había sido para su punto de parecer demasiado “obvio” y eso hacía que ella ahora estuviera preocupada. Tenía que averiguar sobre quién era. Pero en el “Libro de las Sombras” no había nada respecto a él…”

-Luna- le gritaba su madre- parece mentirá que estés encerrada en tu habitación, ¿quieres bajar que es Noche Buena?-
Al final, disimulando un dolor de barriga su madre había hecho como que la creía y le había dejado subir después de la cena sin ayudarla a decorar.
Al bajar pudo comprobar que ya no había cajas con adornos sino que éstos estaban colocados en sus respectivos lugares.
Tras estar un buen rato sentados en el salón pudo observar como su madre le hacía un gesto a su padre, algo se tramaban.
Y era cierto, en unos momentos apareció éste con una pequeña caja…
- Luna cariño, tenemos un regalo para ti- me levante en seguida y corrí hacía él.
-Por esto hemos adornado la casa antes- comento su madre- no podíamos darte un regalo con la casa sin decorar, y más tiempo escondido tampoco lo podíamos tener- decía mientras yo sacaba de la cajita un pequeño cachorro de perro.
-Queremos que tengas compañía siempre, y hemos pensado que éste podría ser la solución, ¿qué te parece pequeña?-
- Me encanta papá, no sé como mamá lo ha permitido-
- En realidad, dije que no. Pero él lo trajo y cuando lo vi, ya no lo pude rechazar, es una monada, ¿cómo le vas a llamar?-
- No lo sé, tengo que pensar uno que sea el indicado.-
 Así transcurrió la noche, yo con mi nuevo amigo, jugando, hasta que se durmió sobre mis piernas, Y  mientras hablando de una y mil cosas con mis abuelos, mis padres, y sus amigos.
“–Por qué siempre te metes en esos problemas- se escucho una voz muy grave que provenía desde la puerta.
Eli se giró al instante y levantó una de sus manos por si tenía que realizar algún ataque para defenderse.
-Ei quieta pequeña bruja, vengo en son de paz- comentó el visitante
-¿Quien eres? ¿y por qué me ayudaste?- dijo Eli con voz firme y sin bajar su mano, seguía sin fiarse.
-Te he salvado la vida en tres ocasiones, y esta es tu forma de agradecérmelo. Y luego dicen que los demonios somos malos educados-
-¿Qué quieres?- le preguntó ignorando su comentario
-Lo cierto que lo único que he venido a ver es si llegué a tiempo y estabas bien, ya veo que si, así que me marcho, y deja de meterte en problemas-
-Espera- gritó Eli a una especie de humo negro que se evaporó al instante.
Se había marchado y no le había dado tiempo de nada y él no le había mencionado nada...”
¡Me cachis! El despertador estaba sonando, lo que significaba  que debía dejar de escribir y vestirse para ir al alberge.
Tanto los fines de semana como los días festivos iba siempre ayudar a un albergue desde que tenía 15 años. Le hacía muy feliz poder ofrecer a la gente su ayuda y servirle la comida.
Después del albergue me subí de nuevo al autobús y pude comprobar que sólo quedaba libre un asiento, al lado de un chico de mi clase. Cuando me acerqué hasta él le sonreí. Como respuesta obtuve un soplido y que se recostará más sobre su asiento.
-Te podías haber quedado de pie, ¿no crees?- me comentó al cabo de unos minutos.
-¿A caso te molesto?-
-Puede-
-¿Por qué te doy tanto asco?-
-Vamos a clase juntos desde el colegio, así que sí te conozco-
- ¿Qué sabes de mí? A parte de que tengo 18 años, soy morena, y voy contigo a clase, ¿qué sabes?-
- Sé, que no tienes ningún amigo, que eres una amargada y que además te gusta serlo, y que en tu tiempo libre te dedicas o a escribir en tu libreta vieja o a estar en el albergue-
- Es decir, no sabes nada- le dije simulando una sonrisa- y te ha faltado añadir que los viernes para entretenerme más doy clases a unos niños. Pero en realidad si en todos los años que llevamos en la misma clase si no te hubieras percatado de esos detalles, pensaría que soy transparente, porque no me has dicho nada para que puedas afirmar que me conoces, simplemente hechos que todo el mundo puede ver.-
-Es que no me interesa conocerte, ¿no te das cuenta?- dicho esto se colocó unos cascos de música y dio por finalizada la conversación.
Al cabo de unos minutos, el autobús paró y David, se levantó y se fue.
-Será imbecil- dije en voz alta, pero sin que me llegará a escuchar
Cuando llegue a casa mi madre había preparado una bonita comida, y además un montón de videos caseros para poder verlos. Después iríamos a casa de unos amigos y así es como pasaría el día de Navidad, rodeados de los nuestros, como siempre.
Al entrar a mi habitación fui directa al ordenador a escribir, pero de camino hacia este me encontré a mi nuevo cachorro que seguía sin nombre, con él entre mis piernas comencé de nuevo con mi historia.

– Demonio endemoniado, pero con los ojos acaramelados, ven aquí a mi lado- Eli pudo observar que el demonio misterioso no llegaba. Como en tantas otras ocasiones. Había utilizado muchísimas pociones y conjuntos para conseguir trasladar el demonio hasta ella. Pero no había obtenido resultado alguno, por ello ahora se dedicaba hacer rimas, por probar a la suerte más bien, porque ella misma sabía que no iban a funcionar.
-Si me abuela escuchará estas rimas me volvería a prohibir usar mis poderes, como cuando era pequeña- se dijo ella misma en voz alta y con una pequeña sonrisa.
- Patatim patatom patatam cerca de mí deberías de estar- pronunció de nuevo
- Con razón te he tenido que salvar tantas veces- escucho en un susurro cerca de su oído.
Eli salto y puso distancia entre ellos.
-No, ese conjuro no me ha traído aquí, es de lo peor que he escuchado- le dijo con una sonrisa.
-Entonces, ¿por qué estás aquí?-
- Llevas intentándolo dos semanas, decidí que debía pasarme a hacerte una visita-
-¿Cómo sabes que llevo dos semanas intentándolo?-
-Por qué haces tantas preguntas. Lo sé, porque los primeros días conseguías moverme pero con un poco de mis poderes yo permanecía donde quería. Y ahora dime ¿qué quieres?-
-¿Por qué me salvaste?-
-Esa pregunta no te la voy a responder- dijo acariciándole la cara. En menos de una milésima de segundo se había transado hasta ella y le había acariciado. Y ella no había poder hacer nada, ni se había percatado.
-¿Cómo te llamas?-
-Sabes que si te lo digo, en tus hechizos podrás usarlo y entonces serán más eficaces y tampoco quiero estar rondando por aquí muy a menudo. Es peligroso- dijo guiñándole un ojo.
- No tengo la necesidad de estar convocándote a menudo, puedes estar seguro-
-¿Y que nombre quieres? ¿el de mi forma humana o el de mi forma demoníaca?-
- Los dos estaría bien-
- Elige uno y te lo concederé, que no debería-
- Cómo te llamas ahora-
-Ahora soy el demonio Abaddom-
- ¿Por qué no estás en el libro de las sombras?-
- Ja- soltó una carcajada- ¿por qué debería de estarlo?
-Porque…
- Ese libro es de los mejores, está claro. Tu familia ha hecho un gran trabajo a lo largo de su historia, pero no es completo, y aquí tienes la prueba.- Dijo interrumpiéndola- Me tengo que marchar- dicho esto se alejo de ella todavía más y le lanzó una bola de fuego alcanzándola en el hombro- Para que no te fies de mí,  y para que no se te ocurra volver a llamarme- y el humo negro volvió a aparecer como muestra de que se había marchado…”
Era tarde, tenía que irme a la cama si quería llegar temprano al albergue al día siguiente. Por ello, se levanto dejo al pequeño cachorro en su sitio, y se metió en la cama.
-Hola, me han pedido que venga a ayudarte- le dijo al chico que estaba de espaldas y que había ido a ayudar al albergue por primera vez.
-No necesito tu ayuda- dijo girándose.
- ¿Qué haces tú aquí?-
- Tengo que estar aquí, no es por gusto créeme. Así que márchate y no me jodas más la mañana-
- Pues que te cunda- dije dándose media vuelta- y procura sonreír a la gente- añadí mientras me marchaba.
- ¿Por qué está aquí Andrés?- le pregunté al encargado del albergue.
- El motivo no lo sé, pero tiene que hacer horas a la comunidad y después se las tengo que firmar como que las ha cumplido. Pero no sé que habrá hecho.-
- Es un sin vergüenza, a saber lo que habrá hecho y ahora lo tienen que pagar la gente de aquí-
- No seas tan dura, por ahora no ha causado ningún problema, nadie ha puesto ninguna pega. Y ahora, vete a comer, te toca descansar a ti- dijo con una sonrisa en sus labios mientras se marchaba.
Cuando me acercaba con mi bandeja de comida a la mesa pude observar que David estaba ahí también. Por ello me senté enfrente de él y comencé a comer en silencio. Ni él hablaba ni yo tampoco. Cuando acabe de comer él ya se había marchado. Después de mi descanso mi jornada continuó. Comenzamos a organizar unos juegos tanto para los niños como para lo más adultos. David estaba con los niños, parecía que no sabía qué hacer con tantos. Pero yo no iba a acercarme a ayudarle, él se lo había buscado. Yo por  otro lado estaba con los adultos, decidimos que jugaríamos al bingo y los que no quisieran a las cartas o el dómino. Lo cierto, es que los adultos eran más fáciles de entretener y para ser su primer día le había tocado lo difícil. Así escarmentaría, pensé.
A las ocho, mi horario había terminado y como pude contemplar el de David también, porque subió tras de mí en el autobús, sentándose una fila detrás.
Pero yo no iba a estar pendiente de él, así que saqué mi libreta y continué escribiendo:
- Cómo has sido tan insensata-
-Relájate Mar- le dije a su luz blanca mientras ella la curaba.
-¿Cómo has dicho que se llama?-
-Ya te lo he dicho Abaddom-
-Preguntaré por él, alguien tiene que haber oído de él, ¿es poderoso?-
-Lo cierto es que sí. De lo más poderosos que he visto. Pero no debes preguntar por él. Eso moverá a todo el mundo ahí arriba y eso hará que los del inframundo se percaten. No quiero que haya ni el más mínimo rumor. ¿Lo has entendido Mar?-
-¿Por qué me tocó una bruja tan testadura y que se metiera en tanto líos?- preguntó mirando al cielo…”

Era su parada y tenía que bajar, por ello deprisa y corriendo recogió sus cosas y las metió en su mochila. Cómo iba mirando la mochila y que nada se cayera al suelo. No pudo evitar chocarse. Al levantar la cabeza para disculparse pudo apreciar que se trataba de David.
-No deberías de haber bajado en la parada anterior-
-Que yo sepa ¿eso es asunto tuyo?-
No merecía contestación, así que se puso rígida y comenzó a andar. “si es que la estúpida has sido tú por hablarle, te lo mereces. Por tonta” se decía ella misma.
Cuando llego a casa, se sentó en el suelo a ver la tele mientras jugaba con su cachorro, ya era hora de ponerle un nombre…
-¿Qué te parece Blade?- dijo mientras jugaba- mmm y ¿Coque?¿Hércules? ..no ese no y ¿Goku? Tampoco, creo que así se llama el gato de la señora Tomson ah! Y ¿Marc? Como Marc Lenders el de Oliver y Benji ¿qué dices te gusta Marc?- como respuesta, el pequeño cachorro se lanzó hacía ella y comenzó a lamerle la cara- esta bien, Marc, tranquilo.

“Eli había buscado por todos los libros que conocía a aquel demonio, y en ninguno de ellos había rastro de él. En el mundo de la magia era como si no existiera y eso la concertaba ¿Cómo alguien tan poderoso no estaba reflejado en los libros?
Tampoco quería comentárselo a su luz blanca porque sino ella no se quedaría callada y levantaría sospechas.
Pero ya había pasado cuatro semanas desde su último encuentro. Ella había tratado de hacer su vida lo más normal posible. Había seguido también investigando lo que estaba sucediendo con las luces blancas, pero tampoco avanzaba en ese aspecto.
-Es que seguro que él puede decirme algo para poder solucionarlo- decía mientras daba vueltas de un lado a otro de la habitación- tiene que conocer algo…pero le dije que no usaría su nombre para trasladarlo aquí- se paró de golpe y mientras se pasaba las manos una y otra vez por la cara se preguntaba en voz alta- ¿lo hago o no?…”

Al igual que en su historia, para Luna también había pasado el tiempo. Era el día de Noche Vieja por la mañana y se disponía a ir al albergue como en los días anteriores. Luna, se había acostumbrado ya a la presencia de David en él. De vez en cuando cruzaban algunas miradas, incluso dos días antes una sonrisa, cuando por fin pudo comprobar que había podido controlar a todos los niños a la vez. Tampoco se chocaban a la hora de bajar en el autobús, aunque también es cierto que seguían sin dirigirse la palabra. Cada uno hacia sus tareas y en momentos determinados comprobaban que el otro les estaba observando, así había sido su día a día.
Como era la última noche del año el albergue organizaba una fiesta especial, donde todo el mundo podía conseguir las uvas y después bailar en una pequeña pista de baile preparada para el acontecimiento. La familia de Luna, también pasaba ahí la noche vieja porque sabían que era lo que su pequeña quería.
Y así fue como después de haber estado repartiendo la cena y pequeñas copas de champán en vasos de plástico se llego al momento más esperado de la noche.
Los cuartos comenzaron, seguidos de las doce campanadas, había tanta gente que cuando el primero comenzó a atragantarse, y la risa empezó a contagiarse pocos pudieron acabar con las doce uvas bien tragadas. El jugo se podía observar en la cara de casi todos los presentes. Lo que hacía que la escena fuera todavía más graciosa y poca gente pudiera evitar no reírse. Y así fue como se llegó al principio de los fuegos artificiales. Se oían por toda la ciudad, el nuevo año ya entraba en sus vidas.
Luna recibió las emotivas felicitaciones de su familia y de todos aquellos que la conocían.
Por otro lado, David, también estrechaba su mano a quien pasaba por delante de él, con un  “feliz año nuevo”  y una sonrisa en sus labios.
Llego el momento de los bailes, Luna bailaba con todo aquel que se lo pedía: con su padre, con niños, con personas mayores…
-Muchas gracias por todo Luna- le dijo el encargado mientras le daba una vuelta- desde que tú estás con nosotros en el albergue se respira más felicidad, has traído la sonrisa a este lugar.
-No me tienes que agradecer, sabes que lo hago de corazón-
-Si, lo sé, eres buena- le dijo con una sonrisa un tanto pillina- Un momento señorito- comentó por encima del hombro de Luna- Si bailas con ella te dejaré marcharte ya y que disfrutes tu noche vieja, firmaré que has estado todas las horas, te lo prometo.
Todo había sucedido muy rápido cuando ella se había dado la vuelta para ver para quién eran dirigidas esas palabras, ya se encontraba cogida de la mano de David.
Y por una cuestión de azar o no tan azar, la música cambió de una movidita de salsa a una balada.
-Siento si te piso, no se bailar esto- le dijo con una tímida sonrisa
-Yo tampoco, mejor lo dejamos- comentó mientras se separaba
-No, debo cumplir- dijo David mientras la acercaba más a él- Feliz año- dijo suavemente mientras le daba un tierno beso en su mejilla y luego le hacía girar.
-Igualmente- contestó Luna cuando tuvo sus ojos enfrente de los de ella.
Seguían bailando en silencio hasta que David, de nuevo intentó sacarle un tema de conversación.
-¿Como has pasado las navidades?-
-Pues aquí, muy bien como siempre-
-Ya, pero después del albergue ¿dónde vas?-
- Sabes que bajamos juntos en la parada de mi casa, no sé para qué preguntas-
-Sólo intento ser amable-
-¿Tú amable?- dijo ella dándose ella misma una vuelta porque no soportaba como la había mirado duramente.
- No dicen que la Navidad es una época mágica, donde los deseos se hacen realidad. A lo mejor ha conseguido que sea amable- dijo acercándola de nuevo a él.
- Eso son frases típicas de los libros y películas, no creo que pueda hacer un milagro tan grande- contesto Luna con una sonrisa un poco malvada
-Pues deberías de creer, y más tú una chica que se dedica a escribir.
Dicho esto le guiñó un ojo y como la canción había terminado se marchó, dejándola en mitad de la pista de baile improvisada.
La noche fue pasando, y ella regreso junto con su familia a su casa. Cuando iban a entrar en su portal escuchó que pasaban unas seis motos, sin esperar a verlo, sabía que él iba en una de ellas.
Y no sabía explicar muy bien por qué, por un auto reflejo podría decirse, el caso es que ella se giró, y pudo observar como se marchaba a lo largo de la calle con una chica montada de paquete y cogida a su cintura.
-Debe estar pasando un frío con un vestido tan corto- dijo en voz alta
-¿Qué dices cariño?-
-Emm qué si os lo habéis pasado bien o teníais frío- contestó a su madre
- Nos lo hemos pasado muy bien, ahora sabemos porque estás tantas horas allí metida.-

“– En este triángulo formado por estos diamantes el demonio Abaddom debe aparecer y estar controlado- se dijo ella misma- si debe funcionar…
Después dijo las palabras que tanto había preparado y en esta ocasión el demonio apareció.
-Pequeña bruja, sabía que había sido un error decirte mi nombre no has parado de moverme toda la mañana- dijo el demonio que se encontraba en medio de el triangulo.
“Ha funcionado!” se dijo Eli ella misma- ¿Quiero que me ayudes a resolver lo que está pasando con las luces blancas?-
-Soy un demonio, ¿por qué crees que lo haría? Ah! Y por cierto, esto a mi no me funciona- dicho esto atravesó el triangulo formado por Eli que le servía de protección
Ella como reflejo dio un paso hacía atrás y levanto sus dos manos preparada por si al demonio le daba por atacar. Estaba más terrorífico de lo normal. Su aspecto negro con manchas rojas y naranjas como el fuego, se veía acompañado de normal por los ojos rojos y la pupila negra. En esta ocasión parecía un reptil o algo similar, porque era al contrario, sus pupilas eran rojas y sus ojos negros.
-¿Por qué estás así?-
-Estaba en medio de una pelea, me pillas bastante furioso, no sé como no te he matado todavía...me marcho-
-Te volveré a llamar- dijo Eli armándose de valor.
Abaddom contestó lanzándole una bola de fuego que le impactó en el estómago. Lo que provocó que Eli saliera disparada unos metros para atrás y que cayera al suelo sangrando.
-¡Mierda!- dijo el demonio en un rugido y acercándose hasta ella- para que me buscas insensata, no puedo controlarme, soy peligroso para ti- dijo mientras le examinaba la herida
- Me recuperaré, dime ¿quién está tramando lo de las luces blancas?- contestó la bruja de forma entrecortada
-Que cabezota eres, no te lo voy a decir-
- Si te preocupas por mí, dímelo sino recorreré el Infra mundo en su busca-
-Es asunto tuyo si mueres, a mi no me repercute.-
- ¿Y por eso estás aquí agachado junto a mi?- le recriminó Eli mientras intentaba incorporarse para mostrar más dureza
-te diré que no puedes contra quien lo está organizándolo así que mantén tu lengua quieta y no hagas conjuros- dicho esto se levanto para marcharse
- ¿por qué…?- dijo ella en casi un susurro
-No me vuelvas a llamar o te mataré, tenme miedo, soy un demonio- dijo interrumpiendo su pregunta- y ten en cuenta que la bola de antes fue en un impulso de furia, imagínate lo que puedo hacer si pienso- dicho esto comenzó a mover sus manos haciendo que donde tenía el agujero de la bola de fuego empezará de nuevo a herirle, pronunciando más la herida- soy peligroso, es una advertencia- dicho esto se esfumo
- Mar, Mar- gritó Eli llamando a su luz blanca- Mar por favor, es urgente- dicho esto y sin más fuerza la bruja se desplomó inconciente…”

Los primeros días del año estaban pasando como los finales. Luna iba de su casa al albergue y del albergue a su casa. Allí se dedicaba a estar y jugar con Marc y después o escribía o dormía según lo cansada que estuviese. La diferencia, era que con David, ya no sólo había cruce de miradas sino que en la hora de la comida ahora de vez en cuando conversaban. Sin embargo, él subía siempre después que ella en el autobús y ella pensó el primer día que después de que ya se hablaran se sentarían juntos. Por el contrario, siguió situándose en la fila de detrás. Así que Eli, aprovechaba ese rato para escribir.

-¿Tienes alguna lista?- preguntó David mientras se metía el tenedor en la boca
-¿Una lista de qué?- le dijo con una sonrisa
-No sé…las chicas, bueno..todo el mundo supongo..siempre tiene una lista con cosas que quiere hacer, ¿tú la tienes?-
-Escrita no, pero claro que quiero conseguir cosas, todo el mundo tiene algunos objetivos- dijo ella mientras jugaba con los espaguetis de su plato
-Bueno, pues dime alguno- dijo él intentando captar la mirada de la chica, dedicándole una sonrisa.
-Chicos será mejor que volváis ya- interrumpió el encargado- porque Loli que os estaba sustituyendo se encuentra un poco mal.
-Si ya vamos- dicho esto Luna cogió su bandeja y se levanto. David suspiró trago agua de su vaso y se levantó siguiendo los mismos pasos que Luna había recorrido rápidamente.
-Vamos preciosa- decía Mar una y otra vez con su mano sobre el estomago de la bruja y con luces que salían a su alrededor- ¿Quién te habrá hecho esto?- dijo mirando a su alrededor porque notaba una presencia extraña- ¡puedes conseguirlo!- dijo centrándose de nuevo es su protegida.
Al cabo de un rato, Eli comenzó a toser, y a recuperar su color habitual. Mar había conseguido curarle la cura
-Corazón, cómo te encuentras- le preguntó preocupada.
-Bien, estoy bien, sabía que no me iba a pasar nada- dijo intentando incorporarse
-Pues yo no lo tenía tan claro, estabas muy herida, ¿quién ha sido?-
-Nadie, he sido yo…-dijo levantándose del todo- estaba intentando un hechizo nuevo, un ataque, y ha rebotado en el espejo y me ha impactado a mi.-
-De veras crees que me puedo creer esa teoría-
-No te pido que te la creas, pero es la que vas a escuchar.-
-Pues, seguro que ha sido quien nos está observando ahora, sal- dijo mirando a su alrededor.
-Mar, quítate esas teorías de la mente, no nos observa nadie. Gracias por acudir- dijo dedicándole una sonrisa para que su luz blanca se relajara. Pero lo cierto era que ella también notaba una presencia en el cuarto… ¿Sería Abaddom?”

jueves, 23 de diciembre de 2010

Ains (que es el sonido de un suspiro)

Pum!
Como un golpe. De repente te absorbe la inseguridad y a partir de entonces es cuando te planteas todo de nuevo. ¿Este es mi sitio? ¿debería de haberme jugado por esto?¿cómo puedo saberlo? ¿debo cambiar?¿es tarde? es decir, empiezas a realizarte preguntas de las que no obtendrás respuesta alguna, con sus "deberías" y "no deberías"...
Pero hay algo que esta claro, ¿eres feliz? si dudas la respuesta, ya lo tienes claro... y si lo tienes claro, entonces es que debe de cambiar. ¿cómo debes hacerlo?. Ah! amiga, eso ya es cosa tuya...

*Era por poner algo, y actualizar. Y espero poner algo muy pronto.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cuarenta y cinco minutos de juego…

Cuarenta y cinco minutos de juego…


El pitido inicial de este peculiar partido se dio un 4 de mayo a las 00.05 en el hospital de Elche, allí nacía una niña que desde un primer momento se sabía que el partido que iba a protagonizar iba a ser muy interesante. El esférico comenzó a rodar, cuando por una cuestión de azar decidieron llamar a nuestra protagonista, Ester.
El reloj iba pasando, y el equipo de esta niña cada vez se iba complementando más, conociéndose, situándose en el campo, con pases preciosos, cambios de banda, pases al hueco, e incluso alguna que otra falta. Había transcurrido ya 15 minutos del partido y se podría decir que la niña que salía del colegio, era una niña con mucho desparpajo, que destacaba por lo pequeñita que parecía y sin embargo, lo bien que se desenvolvía en el terreno de juego. Ester se dedicaba a tocarla, a apoyar a su equipo, subir y bajar, luchar por toda ocasión posible que ella viera que era buena, aunque muchas veces se equivocara y hubiera corrido para nada, no bajaba los brazos, ni se sentaba a observar, quería vivir ese partido. Por ello cuando tuvo que tomar la decisión de cómo enfrentarse a este equipo, y pensar en los demás, decidió decantarse por lo lógico, le gustaba más razonar que estudiar, es decir, le gustaba más atacar que defender. Los números fueron sus aliados, el porcentaje de posesión iba a su favor, los tiros a puerta caían sobre su lado de la balanza. Fue entonces cuando decidió que en su vida tenía que existir la química. Aunque en un principio pensó que la mejor opción sería que la hubiera entre los delanteros, por ello se esforzó en entrenarlos. Pero el partido dio un giro que mucha gente no esperaba, después de tanto esmero con los números y su pasión por ellos, observó que éstos no aumentaban el marcador. Comenzó entonces a juntar las palabras de una manera especial, la química entre los delanteros no funcionaba, se necesitaba que hubiera sensaciones en el medio del campo, sensaciones que describir… El dominio de la pelota ya no lo mostraba un porcentaje, sino la sensación de que nadie podría quitársela. Ester había conseguido explicar y emocionar con su fútbol a muchas personas. Y eso la enorgulleció ya que además disfrutaba haciéndolo. Aunque al principio costase mucho esta nueva forma de juego, después comprendió que daría mejores resultados. De está forma, Ester llegó al descanso, ilusionada, contenta, ansiosa, iba a demostrar que era buena juntando las palabras, juntando los pases, para llegar a ese objetivo, el fondo de la red contraria…

*Hace mucho que no escribo para el blog, y cómo tenía esto guardado ya que lo hice para Documentación (una asignatura) digo: venga a para ver si les gusta cómo fue mi vida y mi cambio de estudiar Química a Periodismo jejeje =) =)