Escuchamos el sonido entorpecedor de una bomba que explotaba cerca de nuestro campamento. Se oían a personas gritar de esa forma que hace que hasta las células lloren.
Nos equipábamos rápidamente, y salimos. Yo me refugie en una casa abandonada. Fue un error. Oí un chasquido y mis reflejos hicieron que mi cuerpo se lanzara al suelo. Una mina provocaba que la mitad de la vivienda volara por los aires. Tenía que salir de ahí, ese era mi objetivo. Arrastrándome en esa sucia tierra, bajo aquel humo, movía mi pesado cuerpo poco a poco, intentando encontrar un sitio donde poder al menos suspirar e imaginar tu entrañable perfume. Apoye mi espalda en una pared, ésta era un espejo de mi mismo ya que se observaba manchas negras, ocasionadas por la pólvora, ladrillos rotos, y grandes gotas de sangre. Cerré mis parpados, sabía que bajo ellos comenzaban a crecer las lágrimas que no dejé que derramarás por mí. Un error más. Note como una ametralladora me acariciaba la sien, en el mismo lugar donde tú, una de aquellas veces, dejaste huella con tus preciosos labios. “Tic…..Tac” sólo fue un instante en el que el reloj se detuvo. Un sonido, como el de un tubo de escape de un tractor estropeado, y seguidamente el desgarro de la piel, la bala atravesaba poco a poco el cuerpo, miedosa pero segura. Y una vida más caía al suelo. ¿Quién disparo? No lo sé cariño…Pero, sólo quedan unos meses para vernos. Cada día mi ilusión crece por salir de aquí, con tenerte junto a mí, con nuestro futuro. Te quiero.
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